Mujeres que no pueden menstruar: Síndrome de Rokitansky, un secreto que es necesario dejar de callar
Este síndrome tiene una incidencia de 1 de cada 5000 mujeres nacidas vivas, no obstante, no se le da la visibilidad suficiente a la condición, sobre todo, debido a los prejuicios y tabúes que le rodean.
Mary Arroyo | Perspectiva M
Ciudad de México (Perspectiva M). – Menstruar, tener hijos, tener relaciones sexuales, son realidades de las mujeres en su cotidianidad. No obstante, existe un grupo de mujeres para las que estas cosas son inexistentes o son un reto: las mujeres Rokitansky.
El síndrome de Rokitansky es una condición con la que una mujer nace, esta se desarrolla a partir de la sexta semana de gestación, y, básicamente, consiste en la ausencia del útero y/o el desarrollo incompleto de la vagina.
Se calcula que 1 de cada 5000 mujeres la padecen y suele detectarse porque las jóvenes no menstrúan o porque, al intentar comenzar con su vida sexual, descubren que no pueden hacerlo o que intentar hacerlo les resulta muy doloroso.
Los médicos clasifican al síndrome de Rokitansky en tres tipos principales:
El síndrome típico o tipo 1, que es el más común y puede afectar, aproximadamente, al 70% de las pacientes. En este existe un cambio reducido del sistema reproductivo.
La forma atípica o tipo 2, el cual está asociado con enfermedad ovárica y alteraciones renales, óseas y del oído.
El más severo y raro o tipo 3, que se produce a la par de múltiples malformaciones, incluyendo de corazón y esqueleto.
A pesar de que los médicos no consideran al síndrome de Rokitansky como una enfermedad rara, no es común que las personas se encuentren informadas al respecto.
Ello puede ser debido a los estigmas y tabúes relacionados con la condición: no poder menstruar, que no sea sencillo mantener relaciones sexuales y que, en muchos casos, no se puedan tener hijos.
Todos estos elementos están marcados no sólo socialmente, sino también de manera muy simbólica en la vida de una mujer, por lo que quienes padecen el síndrome suelen sentirse juzgadas, poco comprendidas, avergonzadas y con miedo a ser consideradas rarezas o monstruos cuando sus realidades y sus vivencias también cuentan.
Muchas de ellas refieren sentirse poco comprendidas por sus familias, parejas, compañeros e, incluso, por el mismo personal de salud, ya que la condición sexual de una mujer, al hacerse pública, implica muchos juicios y condenas, por ello, muchas veces callan sobre su síndrome.
Es importante resaltar que tampoco existen grupos de apoyo o colectivos en nuestro país que integren las experiencias de mujeres con esta condición, por lo que es importante aprender sobre ella, informar a la sociedad y analizar los fenómenos en torno a vivir con Rokitansky para desentrañar los retos y prejuicios que le rodean.
